Arthur, ya desde las primeras aventuras precoces en compañía de Augustus, se encuentra al límite de la desesperación; camina siempre al borde la muerte o a punto de caer al abismo. A veces el abismo toma la forma de una pesadilla interminable, surgido del más allá. En otros casos, la pesadilla proviene de la perversión, de la degradación y la violencia que ejercen los humanos.
Aparecida en 1838, esta novela antecede y supera buena parte de las novelas de viajes marinos que serían escritos a lo largo del siglo XIX; pero mientras muchos vieron en las novelas de viajes una oportunidad para crear un héroe que superaba todas las adversidades y representaba los hitos de una civilización, Poe, con una mirada mucho más crítica y compleja de la realidad, creó un personaje que se pierde, que se deshumaniza o es arrasado por la locura.
En la época de Poe, el comercio había extendido las fronteras de caza a los mares del sur, pero de estos mundos lejanos y de sus pueblos solo llegaban noticias dispersas y alucinantes; solo los más atrevidos se enfrentaban a esos viajes temerarios, donde lo único seguro era la locura; solo los más ambiciosos o pervertidos se aventuraban por esos mundos inhóspitos, que se abrían hacia otros tiempos y otras civilizaciones, o hacia universos de locura.
